16 de diciembre de 2010

Mientras que Holmes maldecía la vida con justa bronca, Dulcinea distante, pensaba en lo que estaba sucediendo en ese momento. Después de tanto daño que había sufrido su corazón durante 23 años, no entendía qué era exactamente lo que la hacía estar allí parada observando como su amado era controlado por el enojo que no dejaba verla aquel instante en el que Dulcinea necesitaba más que nunca de su mirada. Holmes era una hombre de pocas palabras al momento de enfrentar el enojo de ella, por aquel motivo Dulcinea no quería hablar de lo ocurrido callando a su corazón que pedía a los gritos aquella explicación por más absurda que sea. Pero ella estaba realmente decidida a no debilitar su mirada fija hacia la nada, manteniéndose entera sin quebrarse al mirar sus ojos llenos de bronca. Holmes la miraba, ¿Qué más podría haber hecho ella que pagarle con la misma mirada, si ya no habían más palabras para decir? Por lo menos no de su parte. "Cruel es el amor que mantiene preso a mi corazón enfermo por tí", pensó al mirarlo, y apartando la vista prosiguió: "Cruel eres que no ves todo lo que he dejado por tí. Cruel el tiempo que pasa tan lento y a la vez tan rápidamente. Tan cruel eres, Holmes, pero aún así no podré jamás desaserme de este amor que llevo impregnado en mi ser". 
Holmes es un hombre raro, pero no detallaré su aspecto  ni mucho menos su manera de pensar. Sólo Dulcinea puede decifrar su mirada al callar. Sólo ella conoce cada fragmento de su escencia  y de su piel tan peculiar. Y al decir verdad, sólo ella encontrará algo bueno en él.                        



1 comentario:

Anónimo dijo...

simplemente PERFECTO, muy MUY bien redactado, lindísimo. me encantó ♥ love it


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