12 de septiembre de 2011

La razón de mis sonrisas.



Él, él entró en mi vida cuando menos me lo imaginaba. Es aquella persona que no deshabita mi cabeza ni un segundo del día. Es también, la persona más dulce, tierna y sincera que pude conocer. No pregunten cómo, pero confío al cien por cien cada palabra que me dice. Me propuse a esperarlo a pesar de todo. Admito que casi caigo en la tentación de otros brazos. Soy débil, lo admito, pero por él seguí adelante con lo nuestro sin saber o sentir que podía llegar a funcionar. Me arriesgué a todo o nada sin importar los resultados, y aunque duela mucho la distancia, preferí apostar por tener un lindo futuro junto a él, tenerlo en mis brazos y poder susurrarle al oído todas las cosas bonitas que siento al escuchar su voz, al imaginar que su piel roza con  la mía, o con tan sólo escucharlo decir que me ama. Como me encanta escucharlo decir "te amo". Esas dos simples palabras que salen en su boca hacen agarrarme escalofríos, ponerme la piel de gallina, y sentir que mis ganas de tenerlo cerca se vuelven cada vez más grandes de lo que son. Amo sus celos enfermos (sí, los amo), aunque me vuelen la cabeza y a veces sean absurdos, amo que me cele, que se apropie de mí, que me haga suya con cada enojo y planteo que sale cuando ve que están en su territorio. Amo sus mensajes, sus "Buen día, mi amor", sus "Soñá conmigo", tener la casilla de mensajes llena con su nombre. 
Me pone mal no saber de él, no poder escucharlo durante el día. Me da rabia no poder decirle al oído cuánto es que lo necesito, no poder darle los besos que me estoy guardando y no poder grabarme su olorcito en mi memoria. Me debilito cuando él se siente triste y sonrío cuando sé que se encuentra bien. Lloro cuando me peleo, y sufro al pensar que puedo perderlo en cuestión de segundos. Pero me hago fuerte cada vez que me imagino en sus brazos, creando el beso perfecto, mirándolo a los ojos y sintiendo que ya nada me podrá hacer mal. Pero muchas veces mi mente me juega malas pasadas y me hace sentir inferior, tonta, y de esa manera logra que la desconfianza y los celos se apoderen de mí, y juro que en esos momentos las ganas de agarrarlo y cerrarlo en una cajita solamente para mí, son impresionantes. Pero es libre, y así me gusta a mí. Libre, pero mío, vale aclarar. Se preguntarán si todavía siento otras cosas, lo mismo me pregunto yo, pero no podría saberlo. Cada cosa que me dice hace generar un sentimiento completamente diferente a los demás, haciéndolo mucho más fuerte y grande. 
Hola mi amor. Sí, esa persona sos vos, ¿sabés? Todo eso provocás en mí, todo eso y mucho más me hacés sentir cada momento que te me aparecés en mi cabeza. ¿Porqué? Todavía no lo sé. Todavía no entiendo como me hacés amarte y extrañarte, pensarte y alocarme. Sólo sé que desde que descubrí que estabas en mi vida, no quise dejarte ir. Mi corazón no lo permite. Si hay algo que quiero hacer es seguir imaginándome que te tengo acá conmigo, bien cerquita mío. Sentir que nunca te vas a ir y que esto no se va a terminar. Que siempre vas a estar para celarme, y a cuidarme como lo hacés siempre a pesar de todo. Aguantar cuando duela, y secar cada lágrima que se me escapa al caer a la realidad y ver que no estás. Aguantar cada comentario que intenta tirar abajo todo lo que hoy siento por vos. Lo que sentimos es verdadero y eso lo sabemos nosotros dos. Pero para aguantar todo eso te necesito siempre conmigo, y sé que vas a estar.
Te amo con todo mi corazón mi vida. Te convertiste en la persona más importante de mi mundo, en la persona está en mi cabeza desde que me levanto, hasta que me acuesto. La única persona que hoy hace que mi corazón esté feliz. Sos culpable de todas mis sonrisas, ¿sabés?
Te amo bebu, sos todo para mí .


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