Lo sé. Sos como la dieta que siempre se deja para el lunes o como la frase "mañana lo dejo", mientras te fumás un cigarrillo, sos la voluntad que no tengo.
Lo sé. Estoy loca... Dejarte para que aprendas la lección me duraría como esa dieta que dura hasta el viernes, como la dieta que abandonás al primer fin de semana. No puedo evitar echarte de menos más de la cuenta... Soy cambiante. Borro tu teléfono y lo anoto en algún cuaderno por si mañana es ese día en el que quisiera llamarte, aunque no sé bien por qué lo hago si me lo sé de memoria.
No puedo dejarte, por más que suenes a un desastre anunciado, por más que me mientas, por las veces que te reís de mí, por las veces que nos peleamos y aún así... ¡Es que soy tan tonta!
Aunque siempre puedo dejarte apartado en un rincón y seguir como si nada pasara, hasta que me digas que no te diste cuenta, que necesitas otra oportunidad. Pero ese día será tarde, será igual que el día que no te diste cuenta y empezaste a fumar.
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