Parece extraño. A veces me pregunto si existen motivos los cuales expliquen qué hago todavía esperando. ¿Qué hago todavía aquí entregando todo lo que soy, a una persona que, al decir verdad, no me ve más allá que una aventura, un juego, un pasatiempo, como aquellos crucigramas que suelen resolverse con tan sólo buscar una sola letra, tan fácil como suele hacerlo él al decir TE AMO, y me encuentra, sin necesidad de buscar absolutamente nada? ¿Qué hago todavía aquí parada viendo como mil preguntas rodean mi cabeza, logrando meterse en ella, dejándome con intriga y dolor? ¿Qué hacen las respuestas que no llegan? ¿Que hace él que no las busca? ¿Qué hago yo esperando?. Estoy dando absolutamente TODO, quedándome sin NADA. Con su facilidad de robarme más suspiros que nadie me va vaciando sin que mi ser se de cuenta. Y le entrego todo. Y me entrego yo. Esperando a que los días pasen y yo aquí sentada, esperando en un rincón, mientras que las dudas se apoderan de mi cabeza. Y él ahí como si nada, como si esperara el momento en el que yo me anime a pararme, dar media vuelta e irme para siempre. Sí, para siempre. Pero mientras tanto me pregunto, ¿Que hago yo esperando?
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